La Campaña Electoral

La Campaña es una de las etapas del proceso electoral que involucra hoy, voluntaria o involuntariamente a muchos habitantes de los municipios veracruzanos. Hay quienes las padecen, disfrutan, critican, aplauden, rechazan y hasta se burlan; lo cual no es indiferencia.
Al menos en Misantla la campaña electoral de los candidatos a integrar el próximo Ayuntamiento Municipal (Presidente, Síndico y Regidores) son iguales a las anteriores: bardas pintadas, dimes y diretes, propaganda pegada en el vidrio posterior de carros y camionetas, voceo con sonido amplificado en  calles, repitiendo la misma cantaleta, contaminante y sin mensaje positivo para el votante, traición (dime con quién andas y te diré quién eres), interés personal, desquite,  despensas,  cinismo, ingratitud, compra de voto, “memes”  por primera vez  aparecidos en una contienda municipal, identificados como imágenes que difaman, dañan, hieren, lastiman a familias, escudados en un anonimato reprobable cuyo origen es la venganza o cobardía y tiene como consecuencia, en quien la padece, el desprestigio y en quien lo ve y lee, el morbo, publicaciones en redes sociales. También participan “operadores políticos” que tienen la detestable misión de hacer el comúnmente llamado trabajo sucio, y los “buscachambas” y paleros.
Como nunca, hoy en Misantla existen ocho planillas postuladas por partidos políticos que aspiran a  integrar el próximo Ayuntamiento. Todos están en campaña diciendo y haciendo lo que otros han dicho y hecho, sin excepción; muestran lo exterior no lo interior, escudados en doy para recibir,  prometer y no cumplir, recorren por única vez: rancherías, congregaciones, colonias y  calles de Misantla, pregonan cambios, olvidando que si su ejemplo es temporal, falso  o convenenciero nunca  lograrán modificación alguna, porqué como dice el refrán “El buen juez por su casa empieza”.
Señalar lo anterior, omitiendo la responsabilidad que yo: personalmente y tu: como ciudadano  tenemos de evitar el crecimiento o repetición de tan detestable costumbre electoral es solapamiento. Para combatirla debemos dudar de lo dicho por políticos y de quienes sin serlo, ven en la política un “modus vivendi” productivo para la obtención o acumulación de riqueza y poder, el cual hacen realidad –y eso es lo triste- porqué se vota por ellos. Hoy  sabes quienes son los aspirantes a ediles, reflexiona, no te dejes llevar por la promesa,  apariencia e incoherencia, hazlo teniendo en cuenta no solo sus propuestas, también la posibilidad de cumplirlas, su pasado y presente,  que son y tienen, como lo hicieron; analiza sus relaciones interpersonales de naturaleza familiar, comunitaria, vecinal, laboral, profesional etc. pero sobre todo sus valores morales: bondad, humildad, amistad, honestidad, verdad, justicia que deben prevalecer sobre los requisitos legales (establecidos para cumplirse fácilmente); no se trata de encontrar la perfección en ellos, sí lograr mediante la reflexión personal y la comunicación a los demás el rechazo a ciudadanos y ciudadanas que carecen de conciencia social, porqué les ha importado poco involucrarse en el bien común.

El tiempo es el mejor testigo de que todo inicio es difícil, por consiguiente esencial es recordar que el voto es derecho y obligación, no lo ejerzas menospreciándolo o vendiéndolo pues así el deber que implica es incumplido, vota por quien creas que puede servir y no servirse de tu confianza, porqué da y no invierte, sabe que hacer social, política, jurídicamente y moralmente para iniciar un proceso de transformación de nuestro municipio, donde la corrupción, cinismo, oportunismo y olvido no tengan cabida. La equivocación estará latente siempre, pero al menos será resultado de la decisión personal de hacer valer un derecho y cumplir una obligación, reflexivamente.

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